Crónica: Una muerte por COVID-19. El velorio en Tlaxcala y el muerto en Estados Unidos
- Zenzontle
- 25 abr 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 14 may 2020
Yovana Pérez Flores
A las 8 de la noche durante nueve días, en una humilde casa ubicada en la calle 16 de septiembre. del pueblo sureño y olvidado de Tlaxcala: Santa Cruz Quilehtla, se celebraron los rosarios para un difunto más de coronavirus. A unos metros de una iglesia vacía, está la casa del señor Margarito Ibáñez Palma; tlaxcalteca de nacimiento que viajó hace tres años con una visa hacia Nueva Jersey por motivos laborales; sin embargo, con la salud deteriorada por enfermedades crónicas y sin contar con seguro médico, Don Margarito fue blanco fácil de la pandemia.

El vienes 6 de marzo se comunicó el fallecimiento a la familia residente en Quilehtla; días antes Don Margarito había sido entubado en un hospital, no obstante, nadie esperaba que la enfermedad lo consumiera en tan poco tiempo. El dolor llego a su pueblo natal, pese a la confirmación, su muerte parecía mentira debido a los años que pasó lejos de su pueblo.
Les tomó tres días a los familiares digerir la noticia; no sólo fue la muerte de un esposo, padre, hermano y amigo, sino que, por la situación del coronavirus no fue posible traer el cuerpo ni realizar la misa; por ello, la familia decidió realizar los rosarios correspondientes al luto con las precauciones necesarias.
El 9 de marzo se llevó a cabo el primer rosario. A falta de un ataúd y un cuerpo presente, el retrato de Don Margarito fue el centro del funeral. Los ramos de flores, las ceras adornan el lugar junto con el moño de listón negro en la puerta metálica; el manteado que brindó sombra durante los días en ese gran patio; y la familia más cercana reunida por un hombre amado gracias a su carisma y camaradería.

Una de las ventajas de pertenecer a un pueblo tan aislado está en el riesgo de contagio ya que es mínimo; sin embargo, no se bajó la guardia. Las personas mayores se abstuvieron de asistir, los asistentes ocuparon cubre-bocas y el número de personas se limitó bastante para evitar aglomeraciones, otras indicaciones presentes fueron: la distribución de las sillas para mantener una sana distancia y la familia ofreció gel antibacterial a quienes llegaban.
La familia de Don Margarito no pudo esperar un año para velar sus restos; por lo que, con la solemnidad, respeto, amor y precaución; pidieron que la familia Pérez-Flores fueran padrinos de cruz del señor Margarito.
El día 15 de abril, tras los nueve días de rosario que dictan las costumbres, se celebró “La levantada de cruz”. En ella los padrinos entregarían la cruz a los familiares, se preparó una alfombra de flores, se prendió el incienso, decoraron con adorno y convivieron con la familia más cercana para acompañar su dolor. El recuerdo y la muerte son dos aspectos característicos de la naturaleza mexicana; y en este último día ambas familias recordaron como solía ser Don Margarito.

A las 8 de la noche el último rosario comenzó y a las 9 terminó. Pocos minutos después se entregó un puño de confeti a cada persona presente y uno por uno arrojaron los pequeños papelitos de colores para despedirse del muerto, posteriormente se les entregó un ramillete de flores para nuevamente despedir la cruz.
Las ceras se apagaron y los padrinos juntaron la alfombra en un motón para también, de forma simbólica, despedirse de difunto. La madrina Ana Pérez afirma: “Pude sentir algo diferente, a mitad del rosario llego Don Margarito en forma de viento suave que entró a despedirse de los pocos que asistieron; su alma viajó desde el otro lado hasta su casa”.
Para la gente de lugares aislados la cuarentena resulta increíble porque se siente tan lejana; ahora la muerte de Don Margarito hizo que los más escépticos creyeran en la existencia de la pandemia. Mientras tanto, la familia libró el duelo lo mejor que pudo siguiendo las normas recomendadas; la familia mostró su solemnidad a la memoria de Don Margarito; otra víctima del Covid-19. “Los muertos son de aquí, sólo que sus cuerpos están lejos” dicen algunos familiares de Don Margarito.
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