Crónica: Con un mundo en cuarentena, el medio ambiente está de fiesta
- Zenzontle
- 3 may 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 14 may 2020
Isabel Michelle Sánchez Vázquez
El año 2020 había comenzado con malas noticias, un nuevo virus llamado Covid-19 había comenzado a propagarse rápidamente en China. El resto del mundo se mantenía alerta ante cualquier novedad sobre los casos de contagio y los cuidados que debían emplearse para evitar su propagación.

El 28 de febrero del 2020 en México, fue confirmado el primer caso por Covid-19 en el país. Se trataba de un hombre, quien contrajo la enfermedad en Italia, y a partir de ese momento la pandemia llamó a la puerta. Días después, el 16 de marzo del 2020, fue anunciada la Jornada Nacional de Sana Distancia como una medida preventiva ante el riesgo de propagar la enfermedad, poco a poco esta medida preventiva se convirtió en cuarentena en la cual hoy estamos sumergidos.
No podemos salir de casa a excepción de ser estrictamente necesario; eventos de concentración masiva fueron suspendidos, al igual que las clases presenciales en todos los niveles y las zonas recreativas como balnearios, antros, playas, etcétera. En un inicio se había establecido que la cuarentena concluiría en 19 de abril; sin embargo, la fecha se cambió al día 30 de mayo. Fue así que de forma drástica los ciudadanos del país dejaron de circular por las calles y visitar los centros turísticos que ahora están en completa soledad.
Pese a este panorama; nuestra ausencia de varias zonas naturales, tendrá un impacto positivo; durante el mes de abril, varios lugareños lograron percatarse del arribo de al menos 6 ballenas azules en las costas de Loreto, Baja California Sur.

A pesar de que no se ha confirmado; muchas personas de la región afirman que la visita prematura de estas ballenas y la cantidad de ellas, se debe a la falta de embarcaciones, así como la disminución de basura en las playas a falta de turistas.
Otro caso como este, sucedió a inicio de abril en Acapulco Guerrero, donde una ballena fue captada en video jugando en la costa; también en este lugar se ha hecho énfasis en el bajo índice de contaminación a causa de la ausencia de turistas.
Pero no solamente sucede en las costas de nuestro país; alrededor del mundo se han reportado diversos casos de avistamientos de animales salvajes: jabalíes recorriendo las ciudades catalanas y cabras montesas recorriendo lugares que ahora sin la presencia humana parecen seguros.

Nuestra ausencia ha llegado a tal punto que, especies en peligro de extinción reaparezcan en aquellos lugares que originalmente fueron sus hogares, como es el caso de Odisha la India, durante el mes de marzo, miles de tortugas “Olive Ridley”, pudieron anidar después de siete años de no haber estado ahí, la playa se llenó por completo de pequeños caparazones cafés verdosos, los cuales dejaban a su paso pequeños huecos, donde ahora descansa una futura generación de tortugas.

Uno de los casos que más llamó la atención fue el del leopardo de las nieves en Rusia, esta especie parecía extinta, no obstante un ejemplar pudo ser fotografiado hace unos días por el biólogo Alexey Kuzhlekov en el Parque Nacional Sailugem.
El ejemplar apareció ante el fotógrafo durante treinta segundos a 20 metros de distancia, tiempo suficiente para que el lente de la cámara pudiera capturar el pelaje grueso de color grisáceo con machas negras que tanto caracterizan al felino, gracias a esta foto el mundo pudo volver a ver a través de una imagen la mirada verdosa profunda de un leopardo de las nieves.
Al parecer quedarnos en casa no solo protegerá la salud de la raza humana, sino la del planeta entero. Menos contaminación, menor impacto negativo en las zonas forestales, mayor número de abejas e insectos debido a la disminución de barcos, aviones y de más. Cuando la cuarentena acabe, unos segundos antes de cruzar despavoridamente la puerta e ir a disfrutar de la riqueza natural (que no nos pertenece) debemos pensar si el mundo de verdad merece que salgamos. Tendremos que hacer un mejor papel como raza humana, y estar agradecidos de no ser eliminados por la naturaleza que nos ha hecho saber “no nos necesita”.
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