Entrevista a Atl Atonal
- Zenzontle
- 30 abr 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 17 may 2020
Jueves 30 de abril de 2020
Por Keren Romano Pérez

De talante amable y visión profunda es el joven Daniel Atonal quien bajo el seudónimo de Señor Atl ha vivido apasionado por la danza prehispánica desde que fue adolescente, en esta entrevista exclusiva para el periódico Zenzontle uno de cuatrocientas voces dijo que el significado metafórico de su nombre quiere decir que fluye como el agua al momento de danzar y también mencionó que esa palabra del idioma náhuatl la aprendió desde muy temprana edad gracias a su abuelito quien es un amplio conocedor de la lengua.
Interesado por la vida antigua se incursionó en el mundo de la danza prehispánica desde los 12 años, desde entonces ha bailado en múltiples escenarios tlaxcaltecas como en el centro del estado y áreas aledañas a la región. Tres años después de adquirir los conocimientos iniciales de cada baile se une a un grupo de cosmovisión revolucionaria que buscaba al igual que él rescatar los valores que nuestros ancestros profesaban hacia la naturaleza, en sus propias palabras apunta: “es muy interesante conocer los bailes del México antiguo y mejor aún los de Tlaxcala porque a través de ellos nos acercamos directamente a nuestra cultura madre” .
Como sabemos la danza prehispánica es un arte transitorio del que se tiene poco registro debido a que no es una manifestación palpable, por el contrario a pesar de las múltiples variaciones que se han formado con el paso del tiempo, en el actualidad, todavía, hay quienes se interesan por las exposiciones artísticas corporales concebidas antes de la conquista y al reconocer su valor, con la acción de volver a representarlas hemos podido conservar los bailes populares y tradicionales más importantes del mundo prehispánico.
Precisamente Atl Atonal al relatar cómo ha cambiado la concepción de las danzas en su representación física, enfoca que es heterogénea la función de cada baile, pues existían rituales exclusivos para encomiar a la naturaleza, otros para venerar a sus dioses y darles tributo y también estaban los que se empleaban al momento de cazar e ir a la guerra. Por su experiencia y conocimiento de esa diversidad cultural apunta que hoy en día la danza que se ha llegado a popularizar bajo el concepto de lo prehispánico trata de rescatar los mayores elementos posibles pero en esencia resulta un poco complejo representar los rituales fielmente al estilo de nuestros antepasados.
Esto quiere decir que al sustituir un elemento por otro (ejemplo: las máscaras de animales que obtenían al cazar reemplazadas por máscaras de madera o de cualquier otro material pero ya no con forma animal sino humana) cada danza evolucionó tornándose una mezcla de elementos prehispánicos y españoles, al respecto Atl Atonal nos dice: “Recuerdo que yo al hacer la danza de los jaguares usaba un tlimatli o manto de tela artificial decorado con las peculiares manchas del animal, este ya es un recurso de la actualidad, y el famoso maxtla que es el braguero o calzón junto con los cactli o huaraches, cuando en otros tiempos la danza era originalmente bailada con los pies descalzos”
Al decir esto podemos considerar a la vestimenta como el ejemplo más claro de los cambios surgidos, pues antes era muy común que las tribus (entre las que figuran los yaqui, los apaches y los chapekayas) al bailar portaran las pieles de los animales y utilizaran de máscaras sus cabezas; en otros casos preferían decorarse con el plumaje de las aves exóticas, siendo de mayor preferencia las plumas de pavo real. Particularmente la vestimenta que solían utilizar dependía del tipo de baile que iban a hacer, de la vegetación de la zona en la que se hacía el baile y del rango (sacerdotal, militar o social) del danzante.
Si bien, la razón principal por la que empezaron a crearse los bailes era porque la sociedad quería alabar a los animales, comúnmente, en las zonas tropicales se empezó dando culto a los jaguares, mientras que en las regiones del norte era más común que los bailes estuvieran dedicados a los osos.
Al preguntarle cuál había sido la danza más importante que ejecutó, respondió que de entre todas las danzas, las que son de carácter popular y las que son para rituales, él prefiere las de un significado más preciso como la danza dedicada a la agricultura, el nombre es Baile rutuburi, esta danza se hace después de que entra la primavera y se usa para atraer la fertilidad de la tierra, es importante para él porque aparte tener gusto por este arte es agricultor, sus palabras al respecto resuenan: “ese día bailé gustoso sobre la tierra caliente mientras el resto en forma de letanía gritaba venimos del maíz, venimos a nacer porque nos hace florecer el dios sol”.
Fueron muchas las curiosidades que en la plática surgieron, una de ellas, la última que deseo contarles, es que en el mundo prehispánico la danza siendo una herramienta social primordial en la mayoría de las agrupaciones tribales necesita de acompañamiento de música en vivo ya sea con instrumentos musicales basados en la escala pentáfona (que consiste en cinco sonidos básicos) o con el ritmo de la lluvia. Como vemos la danza prehispánica está en contacto directo con el mundo natural.
Antes de terminar quiero invitarles a recordar que el arte nos acerca a la verdadera esencia de las cosas, a través de él podemos comprender el mundo y dar a conocer lo que pensamos. Con esta entrevista y a un día de celebrarse la danza internacionalmente agradezco a Daniel Atonal por su disposición y su apreciable participación dialógica. Y les recuerdo que la vida es la acción, no deben quedarse estáticos sino avanzar enfrentando los obstáculos que surgen y comunicarse a través del cuerpo siempre con seguridad para trascender de nosotros mismos.
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