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Desde la trinchera en la epidemia

  • Foto del escritor: Zenzontle
    Zenzontle
  • 15 abr 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 25 abr 2020

Por Isabel Michelle Sánchez Vázquez


Entre los diferentes aspectos que se verán afectados en esta contingencia, el impacto económico es uno de los que más preocupa a los ciudadanos mexicanos. Si bien es cierto que el gobierno de este país desde finales del mes de febrero a incentivado protocolos de salud para evitar la propagación del virus, también lo es que no se ha esclarecido de qué manera apoyarán al comercio mexicano, de forma concreta.


En nuestro país de acuerdo con datos de Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el comercio informal representó el 56.3% de la población nacional en el mes de agosto del año 2019, esto nos da una idea de la cantidad de comerciantes que dependen de su trabajo para poder salir adelante.

Recordemos que un comerciante informal, no cuenta con beneficios como seguro médico, una paga fija o un seguro de vida, este sector de la población, en algunos casos solo gana lo indispensable para vivir al día. El estado de cuarentena no sólo ha afectado la compra y venta de sus productos, los cuales en su mayoría son alimentos, ante el temor de contagiarse por medio de dichos productos, el gobierno ha decidido retirar de las calles a vendedores ambulantes y prohibir la aglomeración de personas, lo cual incluye mercados o tianguis.

Es comprensible el objetivo de nuestras autoridades, al tratar de evitar un número mayor de contagios; sin embargo, el desconcierto de los ciudadanos sobre cómo obtendrán el recurso económico que solía brindarles su trabajo, va en aumento.


El pasado 16 de marzo el presidente Andrés Manuel López Obrador, en su conferencia matutina aclaró que no habrá estímulos fiscales en ayuda a la economía mexicana, esto lo justificó diciendo que el apoyo que se puede brindar ha sido, la disminución en el precio de combustibles y no aumentar los impuestos, esta solución parece no dar resultados, pese a que el precio de los combustibles ha disminuido, este hecho aún no se ve reflejado en los hogares mexicanos, en donde la mayor preocupación es la adquisición alimentos y productos de higiene.


Es así que los comerciantes de nuestro país se han visto orillados a seguir trabajando, pese a las recomendaciones, arriesgando su salud y la de la sociedad. Mientras las autoridades no logren brindar una mejor solución, de poco servirán los protocolos de salud ante las necesidades primarias de su país, de seguir así esta situación se convertirá en una guerra de problemas, donde cada sector velará por los propios e intente combatirlos desde su trinchera, es justo en estos momentos que debemos recordar estar unidos y no limitarnos a juzgar, apoyarnos y seguir las recomendaciones.

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